jueves, 19 de noviembre de 2009

Las drogas y la sociedad


La drogadicción es un grave problema social. El adolescente, su familia, amistades y la comunidad donde se desarrolla este son los principales perjudicados por esta actividad.
El que cerca de 200 mil drogadictos mueran al año en el mundo indica el preocupante aumento en el número de personas que ingieren drogas ocasionalmente o que ya son adictos y que están fuertemente influidas o relacionadas con el aumento de la violencia social y la comisión de delitos.
Existen muchos ejemplos para hacer evidente el peligro social que representan las drogas, y que permiten afirmar con absoluta certeza que, por un lado la sociedad esta jugando un papel protagónico en la influencia sobre los adolescentes, y por el otro que es la misma sociedad quien con su apatía discrimina, corroe y humilla a los adolescentes que necesitan de su apoyo y limitan en sus capacidades para desarrollarse íntegramente.
En las teorías de la ecología social, que interpretan la ciudad como un marco ecológico en el que la lucha por el espacio acarrea conflictos sociales y un cierto nivel de desorganización social, el consumo de drogas se inserta en aquellas zonas urbanas donde la desorganización social es predominante y tiene la característica de una conducta aprendida. Robert Merton (1938/1965), a partir de su clásica definición de la anomia, genera un cambio sustancial en la consideración de la desviación. En su planteo, la conducta desviada es la respuesta "normal" a ciertas presiones sociales y no como aparecía en épocas anteriores, debida a la irrupción de impulsos biológicos o de instintos mal reprimidos por socialización deficiente. Para ello señala dos elementos constitutivos fundamentales: a) la estructura cultural; b) la estructura social.
En la estructura cultural pueden distinguirse las metas o aspiraciones, socialmente institucionalizadas, que respetan una ordenamiento basado en prioridades; y los medios, que establecen las formas legítimas para conseguir las metas. Sintetizando su pensamiento, Merton explica que "mi hipótesis central es que la conducta anómala puede considerase desde el punto de vista sociológico como síntoma de disociación entre las aspiraciones culturalmente prescritas y los caminos socialmente estructurales para llegar a dichas aspiraciones".
El consumo de drogas sería para la teoría mertoniana, ejemplo típico de las teorías de alcance medio, por una parte una respuesta normal a determinadas presiones sociales y por la otra, una respuesta de tipo adaptativa frente a metas-éxito culturalmente definidas y medios institucionales insuficientes para alcanzarlos. Esta conducta tendría entonces la característica, sea por renuncia o por retraimiento, ante las presiones y exigencias sociales.
En definitiva, los desviados de esta categoría "configuran una cultura, un modo de vida organizado alrededor de la droga que legitima su status". La crítica básica que se puede hacer a estas teorías es que no todos los usuarios de drogas responden al modelo explicativo.
Uno de los temas más urticantes al fin del siglo es el de las drogas y la consideración judicial, tanto del tema como de los adictos a ellas.
Desde el flagelo a la lacra social, una amplia gama de palabras sirven también para vehiculizar valores, apreciaciones y concepciones, se han utilizado para condenar, sancionar, absolver, predicar, denostar, tanto a las substancias como a sus consumidores.
Asimismo, es válido preguntarse qué ha sucedido en esos procesos, en los cuales la búsqueda del escape reemplaza a otras búsquedas y acompaña nuevas pérdidas. Superada la discusión sobre los agentes socializadores y reconocida la importancia de los medios masivos de comunicación social, sobre todo la televisión, pareciera que uno puede preguntarse cual es el mensaje a internalizar.
Descreimiento, quiebra de los sistemas familiares tradicionales, engaños, muertes, asesinatos, tortura, inutilidad de las vías usualmente reconocidas de movilidad social e incapacidad de protección de los derechos ciudadanos, ocupan en forma excluyente la mayor parte de las horas/promedio diarias que los niños y jóvenes pasan frente al televisor. Generalmente comparten con sus connacionales y el resto del mundo el mismo producto enlatado que, si refleja algún sistema cultural, seguramente no es el propio.
La sociedad española de estas décadas parte de unos hábitos de consumo de tabaco y alcohol culturalmente aceptados que forman parte del ritual de las relaciones entre las personas y son bastante admitidos en el ámbito familiar.
Paulatinamente se van incorporando nuevas drogas entre grupos más amplios de la población y es desde 1965 cuando se comienzan a observar hábitos de consumo de cannabis y sus derivados, así como alucinógenos y estimulantes como las anfetaminas y posteriormente la cocaína.
Ante estos nuevos consumos, la tolerancia social comienza a desaparecer y se produce una primera alarma, porque se perciben como una nueva forma de contestación.


Además suceden tres factores que incrementan esta alarma:




  • Una crisis cultural, ya que los nuevos consumos parecen estar revestidos con una etiqueta de modernidad.








  • La sociedad española percibe en crecimiento del problema de las drogas y se sorprende de las nuevas drogas y formas de consumo, adoptando una visión catastrofista del fenómeno.








  • La aparición, a finales de los 60, de la heroína, una sustancia con unos efectos diferentes a los conocidos hasta ese momento, con una vía de consumo parenteral y que se extiende de forma alarmante en los ambientes más pobres y marginados de la sociedad española.




Por estos motivos se produce una importante alarma social y una gran confusión sobre las actuaciones de elección para abordar la situación de los los consumos de drogas en la sociedad española.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Las drogas y el sexo


La conducta sexual se encuentra influenciada por múltiples factores, entre ellos, los efectos químicos inducidos por determinadas sustancias. Es por ello que resulta difícil determinar fehacientemente el efecto de una sustancia determinada, ya que la respuesta que dicha sustancia es capaz de producir en una persona depende de la interacción de factores tales como: dosis y acción farmacológica de la sustancia, situación personal como la predisposición y la expectativa que se genere en la persona sobre los efectos de la droga, su relación habitual con su pareja sexual y la personalidad del individuo.
Por todo esto, el efecto que producirá una sustancia química sobre la conducta sexual de una persona es diferente en cada individuo, dependiendo de la interacción de los factores mencionados anteriormente.
Los mecanismos por los cuales influyen las drogas en la respuesta sexual, incluyen fundamentalmente una alteración química de los nervios o vasos sanguíneos encargados de regular dicha respuesta, dificultando el mecanismo de erección u orgasmo. En otros casos, a nivel cerebral, interfieren con el impulso sexual.
En el hombre, los efectos de las drogas han podido demostrarse con mayor exactitud debido a que la respuesta sexual es más visible y por ende más cuantificable. Aunque existen datos fehacientes de que al afectar el interés sexual, los efectos son similares en ambos sexos.

El Alcohol en el Sexo
El alcohol en dosis bajas disminuye las inhibiciones sexuales, no pudiendo demostrarse que incremente el placer sexual. A medida que se aumenta la ingesta, se perturba la fase de excitación, llegando a inhibirse el deseo sexual.
El alcohol es una sustancia que deprime las funciones del sistema nervioso central y en un primer momento lo hace con las funciones cerebrales que controlan el miedo provocando desinhibición y disminuyendo la ansiedad. Pero a medida que se incrementa la dosis decrece el nivel de conciencia y comienzan a bloquearse las funciones intelectuales.
Se ha demostrado que, incluso en cantidades moderadas, suprime notablemente la erección en el hombre y disminuye la presión de pulso en la vagina en las mujeres.
En definitiva, mejoraría de alguna manera las relaciones sexuales pero solo cuando existe un estado de ansiedad relacionado con la conducta sexual. Esto es así mientras la cantidad ingerida de alcohol sea la necesaria para provocar el efecto desinhibitorio deseado sin ejercer un efecto negativo en la excitación. El problema es que origina una tolerancia que obliga a ir aumentado en forma progresiva las dosis de alcohol para conseguir el mismo efecto.
Cuando el consumo es excesivo y prolongado aparecen múltiples disfunciones a nivel genital, como consecuencia de las alteraciones neurológicas permanentes que esta adicción provoca. La impotencia es generalmente la disfunción sexual más común. También se observa alteración de la conducta como agresiones, degradación de la pareja, celos excesivos y pérdida de la autocrítica.

Otras Drogas
Muchos alucinógenos, sobre todo el LSD y la marihuana, son utilizados por muchas personas como afrodisíacos; pero su efecto puntual sobre la conducta sexual no ha podido demostrarse con certeza. Si se ha demostrado que el consumo crónico de marihuana disminuye los niveles de testosterona y puede alterar la producción de espermatozoides.
Las anfetaminas son drogas que ejercen un efecto estimulante del sistema nervioso, muchos consumidores afirman que en dosis elevadas aumenta su interés por el sexo, la confianza y relajación. Aunque en muchos casos luego de habituarse a su uso, resulta muy difícil mantener relaciones sexuales sin ella.
El éxtasis ha alcanzado en los últimos años una fama desmedida por los efectos que desencadena en la conducta sexual, motivo por el cual muchos la llaman la droga del amor, ya que disminuye las inhibiciones y facilita la comunicación. Pero provoca alteración de la libido y de la fase de excitación.
La cocaína es también una sustancia estimulante del sistema nervioso. Su efecto depende en última instancia de las expectativas generadas en la persona. Sus efectos son muy controvertidos, algunas personas refieren que aumenta la duración de la erección, el deseo y provoca orgasmos muy breves e intensos. Aunque la mayoría afirma que disminuye la erección luego de su consumo.
En cuanto al tabaco, existen muchos estudios que afirman que actúa como un importante factor de riesgo para el desarrollo de impotencia al poseer un efecto vasoconstrictor disminuyendo la circulación a nivel genital.

Causas de la Drogadicción


Problemas familiares
Los adolescentes al vivir una etapa de crisis y al tratar de evadir los problemas, buscan salidas fáciles o formas de olvidarlos, por ejemplo por medio del alcohol y las drogas.
Muchas veces las adicciones surgen por problemas dentro de la familia (incomprensión, falta de comunicación, golpes, maltrato intra-familiar, rechazo, padrastros, abandono, falta de recursos económicos, dificultades escolares, pobreza absoluta y desamor), al sentir que no son queridos en los hogares, los adolescentes tienen la impresión de no ser escuchados o tomados en cuenta.
Caen en un error al tratar de solucionar los conflictos por medio de las drogas, creyendo que sólo van a ingerir una vez la sustancia, pero en realidad se genera la costumbre o la adicción, esto ocasiona que los problemas familiares aumenten, ya que la droga consumida es más fuerte, y al no querer o poder dejarla, a veces los adolescentes optan por abandonar el hogar, convirtiéndose en niños de la calle, en la que se exponen a riesgos de gran magnitud como contraer enfermedades, ser golpeados, soportar abusos, explotación, hambre y abandono.
El tiempo que persista el efecto de la droga en su organismo, es equivalente al del abandono de sus problemas, después, todo vuelve a la realidad, las situaciones preocupantes siguen ahí e incluso aumentan por la adicción generada.

Influencias sociales
También recurren a las drogas cuando se presentan problemas en su alrededor. Por ejemplo: Al no ser aceptado por los amigos o una condición para ingresar a cierto grupo es el ingerir droga, ser como ellos, imitarlos, hacerles creer que "los viajes" son lo máximo, o lo peor, caer en la influencia social. Los adictos pueden hacer los comentarios que quieran sobre la persona que no está dispuesta a entrar en las drogas; los adolescentes deben ser muy conscientes de sí mismos y mantener su postura de decir NO.
Los jóvenes que no quieren consumir la sustancia, deben saber cuidarse de las amistades que manifiestan insistencia, pues su obsesión puede ser tan grande que estarán buscando el momento adecuado para inducirlos, por ejemplo, pueden disolver la droga en su bebida o en sus alimentos. Éstos esperarán el momento en que haga efecto la droga para poder dañarlos. Nunca deben aceptar estas cosas por parte de personas adictas y lo más conveniente es alejarse de ese tipo de grupos, que suelen llamarse "amigos".
Ser problemático puede ser causa de la influencia de los compañeros, como hacerlos caer en la delincuencia. Ya que los robos que son realizados por adictos, no son primordialmente por cuestiones de hambre, sino por la necesidad de seguir drogándose. Esto ocasiona tener problemas con las autoridades y posteriormente ser sometidos a las cárceles.
Cuando los adictos aún están es sus casas, presentan depresión y aislamiento mental, lo que provoca bajo rendimiento o ausentismo escolar y mala comunicación familiar.

Curiosidad
En ocasiones los jóvenes con una curiosidad insana, por observar que algunos adolescentes de su edad imitan el acto de probar y sentir el uso de cualquier droga. Además algunas drogas como los inhalantes, son de fácil acceso para ellos, son autorizadas y vendidas a bajo costo en cualquier abastecimiento, lo que ocasiona ventaja de consumo.
Al aceptar el organismo la tranquilidad y relajación del efecto de la droga, ocasiona que éste exija el consumo nuevamente, pero con la misma dosis ya resulta insuficiente, lo que hace aumentar cada vez más la cantidad para sentir los mismos efectos, dando paso a la adicción. Algunos jóvenes que experimentan el sentir de bienestar o el simple hecho de "andar en un viaje" y que al consumir la droga su organismo los rechaza de una forma brusca, por lo general éstas personas no vuelven a intentarlo.

Problemas emocionales
Cuando surgen los problemas en la vida de algunos adolescentes (regaños, golpes, desconfianza, incomprensión, conflictos económicos en lafamilia, padres adictos o divorciados, dificultad de aprendizaje escolar, etc.), reflejan una gran depresión emocional, en la que pueden sentirse llenos de rencor, ira y vergüenza, por el comportamiento de los padres, amigos o conocidos. Estos jóvenes buscan la manera de que no les afecte gravemente en su estado emocional y utilizan una forma de salir de ellos con ayuda de una adición.
Los problemas generalmente ocasionan en los adolescentes depresión, sentimiento de culpa, autoestima baja, evasión de la realidad, desamparo y prepotencia, ellos piensan que son los causantes del daño y posteriormente con el uso de las drogas (incluyendo alcohol y tabaco) creen librarse de las dificultades, aunque no siempre recurren a las drogas, sino también se presenta en otro tipo de adicciones como:
- Comer demasiado
- Pasar mucho tiempo en los videojuegos
- Escuchar música
- Jugar y apostar
- Bailar
- Ver televisión
- Realizar colecciones de manera obsesiva, entre otros.
Estos últimos, generan una adicción por el uso frecuente en que recurren a ellos; aunque no son tan dañinos para la salud, son tomados para salir de las broncas, como una forma de tranquilizar su cólera.

¿Qué son las drogas?


Con el nombre de droga se designa en sentido genérico a toda sustancia mineral, vegetal o animal que se utiliza en la industria o en la medicina y que posee efectos estimulantes, depresores o narcóticos o, como establece la Organización Mundial de la Salud (OMS), a cualquier sustancia que, introducida en un organismo vivo, puede modificar una o varias de sus funciones. A efectos penales, el concepto de droga (a pesar de las diferentes formas de actuación en el organismo) engloba también las sustancias estupefacientes y psicotrópicas, naturales o sintéticas, cuyo consumo reiterado provoca la dependencia física u orgánica, así como el deseo irrefrenable de seguir consumiéndolas en mayores dosis a fin de evitar el síndrome de abstinencia.
La OMS menciona entre los estupefacientes el Cannabis y sus resinas, las hojas de coca y cocaína, heroína, metadona, morfina, opio y codeína; y como psicotrópicos, los barbitúricos, las anfetaminas y los ampliadores de la conciencia, como el ácido lisérgico, la mescalina o la psilocibina.
Las características propias de las drogas hacen de ellas sustancias sumamente peligrosas. Los efectos que producen en el organismo no son siempre iguales y cambian según la clase de droga, por ejemplo, unas son estimulantes y otras, depresoras. También varían de acuerdo con la dosis pues la misma droga puede causar efectos diferentes según sea la cantidad consumida.
Dichos efectos se relacionan con las características psicofísicas de cada persona y con las particularidades del medio en que se produce el consumo. Por estas razones, nunca existe certeza sino probabilidad de que la droga produzca el efecto buscado.
Adicción es la necesidad imperiosa de consumir droga regularmente (no ser capaz de moderar el consumo o suprimirlo). Viene determinada por fenómenos psíquicos y físicos.
Taquifilaxia es la necesidad de consumir dosis cada vez mayores para conseguir los mismos efectos. La presentan muchos fármacos porque el organismo potencia sus mecanismos de degradación de la sustancia, pero a las drogas se añade un fenómeno de ‘tolerancia’ psicológica.
Los cuadros de abstinencia siempre son psicológicos y, en el caso de algunas drogas, son además síndromes físicos que pueden resultar mortales. Pueden controlarse con medidas terapéuticas sintomáticas o substitutivas (sustancias menos nocivas, de efectos parecidos, que se retiran progresivamente).